martes, 8 de febrero de 2011

SISTEMA Y ANTISISTEMA; EN ECONOMÍA Y POLITÍCA.

Por: Dr. Carlos A. Dávila Rojas*

El termino pro sistema (defender el sistema) y anti sistema (tener otro sistema) se viene utilizando, a discreción, en todos los espacios y niveles del debate político y económico, en nuestro país.

Intentare, sugerir un orden de ideas para comprenderlos mejor en sus significados políticos y económicos; así, como en sus fundamentos.

EL SISTEMA POLÍTICO: LA DEMOCRACIA.

En el ámbito político, ser partidario del “sistema”, es defender y hacer respetar el sistema democrático representativo; como mecanismo para elegir a las autoridades o gobernantes, encargados de gestionar el estado; dentro de las reglas de juego constitucional y legal existente; y, asociado a la participación de minorías, vigencia de libertades ciudadanas, respeto a los derechos humanos, etc. Desde la argumentación doctrinaria liberal; el estado, se ha creado para ser un servidor que facilita el ejercicio de las libertades. Son las personas quienes deben decidir, libremente, lo que es más conveniente para ellos; pero, dentro de reglas de juego, que garanticen que la actuación de los individuos los desarrolle como hombres buenos. Es la gente la que toma sus decisiones, dentro de limites que no atenten contra la libertad de los demás; ni resientan las bases de la convivencia social.

La democracia no es un juego político abierto. El que gana, no hace lo que le da la gana. Es un espacio de liderazgo y servicio publico temporal para cualquier ciudadano que cumpla los requisitos, gane una elección y gobierne. En una república democrática; primero esta el individuo, después la sociedad y, al final, el estado; siendo, el fin supremo de la sociedad y el estado, la dignidad de la persona humana.

El sistema democrático es representativo, porque se elije a las autoridades y se mantiene los mecanismos de sucesión (normal o interrumpida), dentro de los marcos democráticos. En tanto el pueblo ni el estado, son democráticos por naturaleza, la gestión del sistema democrático es un resultado cultural; siendo la sociedad o clase política -especialmente los partidos políticos- los responsables directos de gestionarla, sostenerla y fortalecerla.

Ante la sociedad civil (pueblo); la clase política tiene la obligación de organizarlos, educarlos, concientizarlos y representarlos en todos los espacios de actuación política (nacional, regional, local, etc.). Ante el estado; tiene las funciones de gobierno, de fiscalización, legislación y representación. La clase política, cumple una función de filtro e intermediación entre el estado y el pueblo. Un adecuado funcionamiento de la clase política evita la, incierta, relación directa del estado con el pueblo. Cuando la institucionalidad política es débil y no son eficaces los servicios de intermediación; se observan insostenibles relaciones directas del estado con el pueblo; generando ingobernabilidad e incertidumbres, en la interacción política; debilitando el funcionamiento y la legitimidad del sistema democrático representativo.

La democracia representativa se fortalece con la democracia participativa. Las autoridades son legales porque son elegidos; pero, además, deben ser legítimos. O sea, sus decisiones deben corresponder a correctas soluciones a los problemas de la gente y la sociedad, para lo cual es necesario impulsar los mecanismos de participación ciudadana, a varios niveles. En nuestro país el Acuerdo Nacional, las mesas de concertación, los presupuestos participativos, los planes de desarrollo (regional y local) concertados; etc., son las formas mas institucionalizadas de la democracia participativa.

CUANDO NO HAY LEGITIMIDAD Y GOBERNABILIDAD ¿QUÉ HACER?

Cuando elegimos autoridades incapaces y corruptas el pueblo se desilusiona de sus autoridades; pero; esto, no puede ser argumento valido para preferir una dictadura y; desestimar, a la democracia, como el mejor mecanismo para definir quien gobierna. Debido a las debilidades de nuestro sistema democrático: con partidos políticos que no son escuela de gobernantes; ni formadores de líderes para el servicio publico y, por la asimetría entre candidatos y electores; muchas veces, son elegidos ciudadanos política, técnica y moralmente incompetentes; respecto a, cuyos atributos, no tenemos información relevante.
Sin duda, defendemos el sistema democrático como el mejor mecanismo para determinar quienes deben ser los gobernantes y no porque garantiza, totalmente, una buena gestión de gobierno. Al desterrar las dictaduras en todas sus formas (teocráticas, militaristas, oligárquicas y de nobleza hereditarias); y, al instaurar la igualdad ciudadana; de elegir y ser elegido, el peor sistema democrático; siempre, será superior a la mejor dictadura.
Un adecuado funcionamiento, del sistema democrático, es condición necesaria; pero no suficiente, para garantizar el funcionamiento eficaz de los roles del Estado y sus impactos, en el bienestar general de la sociedad.
Por lo tanto; cualquier defección de los gobernantes que pongan en crisis al sistema democrático, no debe dar paso a una dictadura; sino, respetar el sistema de sucesión democrática.

Frente a una destitución o renuncia del Presidente (nacional o regional), asume el vice presidente respectivo; o, el presidente del congreso o consejo regional. Si, el reemplazo, no es suficiente para superar la crisis; se convoca a nuevas elecciones. Igualmente; frente a una renuncia o destitución del Alcalde (provincial o distrital) asume el primer regidor; o, el siguiente, de la lista ganadora. En caso de revocatoria, se convoca a nuevas elecciones.

En el orden legal democrático, se especifican los procedimientos y las instituciones encargadas de fiscalizar, investigar, sancionar, destituir y reemplazar a los gobernantes. Pero; en el campo político, también, deben estar previstos los mecanismos de control y fiscalización ciudadanos; y, electorales, para fiscalizar y revocar a las malas autoridades.

El rol fiscalizador de los partidos políticos, a sus militantes elegidos, y de la prensa independiente; son, también, importantes mecanismos de actuación que pueden garantizar un buen desempeño de nuestros gobernantes y autoridades; y, consiguientemente, de nuestra democracia.
Finalmente, es necesario reconocer que nuestro actual Estado, no esta funcionando bien en todos sus niveles (ejecutivo, legislativo y judicial) y en todas sus esferas de actuación (Gobierno central, regional y locales); por lo que necesitamos reformar el estado y fortalecer nuestra institucionalidad democrática. Necesitamos un aparato público transparente, eficaz y eficiente en entrega de bienes públicos y servicios de calidad a contribuyentes; con personal profesional, técnico y administrativo reclutados en base a meritos, capacitación y evaluación permanentes.

Igualmente, necesitamos de partidos políticos que cubran todo el espacio publico: local, regional y nacional en todo los ámbitos del debate: económico, social, cultural, ambiental, laboral, etc. Que sean permanentes escuelas de gobierno, formador de líderes políticos y eficientes gestores, permanentes, del sistema democrático; con cabal cumplimiento de sus funciones de intermediación entre el pueblo (a quienes debe educar, concientizar, organizar y representar) y el estado (al gobernar, fiscalizar y representar).

Y, ¿QUÉ ES EL ANTISISTEMA, EN POLÍTICA?

Son sectores políticos que no aceptan el sistema democrático como mecanismo para determinar quienes gobiernan. Consideran que el Estado se ha creado para decirle a la gente lo que tiene que hacer. O sea, son partidarios del estado amo. Aspiran construir “sociedades y hombres nuevos”; y, creen que pueden trasformar la conducta humana natural, en base a mecanismos o revoluciones culturales; usando la coerción estatal.
Se pueden identificar hasta dos versiones anti sistema democrático: una extrema y otra, intermedia.
En su versión extrema, son grupos políticos que aspiran capturar el estado e imponer su dictadura; según sus criterios ideológicos (dogmas, considerados buenos, sin mayor criterio de comprobación). Para ellos, el sistema político debe poner al partido, el estado y la sociedad por encima del individuo. Estos, a su vez, deben actuar y servir en función de los valores sociales y colectivos establecidos. Ejemplos históricos de este sistema (anti democrático) la hemos observado en las experiencias fascistas, nazistas, comunistas y teocráticas. Históricamente, estas versiones extremas, ha desparecido o vienen fracasando. En su reemplazo, optan por el sistema democrático.
La versión intermedia, del “anti sistema”, es la actuación de grupos políticos que, aprovechando de la ineptitud y corrupción de las autoridades, actúan formalmente dentro del sistema democrático; pero, buscan subvertir el orden democrático y su conversión gradual hacia modelos autoritarios.
Son partidarios de la “democracia directa”; entendida como acciones y decisiones directas de grupos enardecidos de la población; asociados a demandas ciudadanas que se hace directamente al Gobierno; desconociendo el sistema de procesamiento democrático; haciendo paralelismo corporativo, a las autoridades democráticamente elegidas; y, con perspectivas de captura del gobierno o poder, en base a la generación de descontento social, zozobra, violencia, crisis e incertidumbre política. Ejemplos del accionar anti sistema son: la masacre de llave, el andahuaylazo, el sicuanazo, el baguazo, etc.; donde buscaron reemplazar el orden legal y legitimidad, de la representación de las autoridades, por acciones directas de organizaciones corporativas y cúpulas dirigenciales; burocráticamente designados.
Sus métodos favoritos son los paros, huelgas, toma de carreteras, de locales públicos, etc. En base a turbas enardecidas pretenden destituir y reemplazar autoridades, exigir cambios en el orden legal del país, etc. Estos métodos, asociado a la intolerancia y la demagogia, son sus estrategias electorales y armas letales para enfrentarse a las instituciones y autoridades de nuestro sistema democrático.

SISTEMA Y ANTISISTEMA, EN ECONOMÍA.

EL SISTEMA ECONÓMICO: LA ECONOMÍA (SOCIAL) DE MERCADO.

En economía, ser partidario del sistema es defender la economía (social) de mercado. La ciencia económica, estudia la asignación de recursos escasos, entre opciones alternativas. El mercado, como concurrencia de ofertantes y demandantes de un bien o factor; en su acepción competitiva, es el mejor mecanismo que asigna eficientemente; tales, recursos escasos. Todos los individuos son ofertantes, en unos mercados, y demandantes; en otros. Asimismo; asignan, naturalmente, los recursos escasos de manera racional al consumir, producir e intercambiar. La economía, por lo tanto, estudia tal conducta natural del individuo y prescribe que la asignación racional de recursos escasos sea paretiano (no debe generar un perdedor). No toda asignación racional de recursos escasos es paretiano. La teoría económica; especialmente, la microeconomía, ha modelado o teorizado la conducta humana natural de los individuos, en los diversos escenarios. La ciencia económica, respeta el natural accionar humano al asignar recursos; pero, prescribe que se realice en condiciones competitivas, para que sea paretiana. He allí, el carácter civilizador de la economía.

Ser partidario de la economía (social) de mercado, es respetar que sean los individuos quienes decidan que desean consumir, producir e intercambiar. O sea, debe haber libertad de elección.
Algunas decisiones racionales de los individuos constituyen asignaciones creadoras de riqueza; con lo cual se resuelve el problema de la escasez; pero; hay, también, otras asignaciones o decisiones que destruyen recursos escasos o, simplemente, constituyen transferencias; con lo cual se reduce la riqueza y se hace, insostenible, la base material de la convivencia social. Por lo tanto; para garantizar asignaciones racionales de los recursos escasos, el estado, debe construir una institucionalidad económica competitiva para que los mercados asignen, paretianamente, tales los recursos.
La economía de mercado; no tiene como finalidad la igualdad material; ni, el bienestar social. Tampoco garantiza el desarrollo armónico o igual de las economías; ni, acepta la teoría del “chorreo”, para eliminar la pobreza.
La igualdad y bienestar social, son valores controversiales; sin teoría, y pertenecen al ámbito del debate filosófico y político. La ciencia económica prescribe que, desde políticas publicas, se logre un funcionamiento competitivo de los mercados; para lo cual, es bueno garantizar la estabilidad institucional, la confianza y las reglas de juego. Hay que desarrollar políticas publicas regulatorias y correctoras de los denominados fallos de mercado (presencia de ineficiencias y pérdidas, en los mercado reales). Con adecuada institucionalidad y buenas políticas laborales, se generan condiciones para reducir el desempleo. Con políticas e instrumentos anti cíclicos, se estabilizan los ciclos económicos. Con inversiones, descentralización y adecuadas políticas sociales, se reducen las disparidades regionales y la pobreza.
En el proceso de desarrollo de las sociedades, se acepta la construcción de consensos (acuerdos nacionales, políticas de estado, etc.) para dirigir, sosteniblemente y con gobernabilidad, el progreso y orgullo nacional; pero, respetando el rol protagónico de las decisiones libres y creadoras de los individuos, en el contexto de una buena institucionalidad económica y política.
En base a inversión en infraestructura (vial, servicios básicos, comunicaciones, etc.); buena educación, servicios de justicia predecible, reglas de juego claras y estables; y, el desarrollo cultural –emprendedor de los individuos; las economías de mercado desarrollan sus capacidades competitivas.
Respecto a las inversiones; tanto nacional y extranjera, la ciencia económica plantea otorgarles un trato similar en obligaciones laborales, ambientales y tributarias; asociadas a una institucionalidad que garantice el eficaz cumplimiento, de las mismas.
Actualmente, en nuestro país, estamos bien en regulación y supervisión bancaria, financiera y en estabilidad monetaria. Hay un buen proceso de aprendizaje y desarrollo de memoria institucional, en regulación antimonopolio; y, hemos iniciado el proceso de construcción de nuestra institucionalidad regulatoria medio ambiental y de protección de nuestros recursos naturales.

¿QUE ES EL ANTISISTEMA, EN ECONOMÍA?

Significa plantear que sea el estado, quien controle y tome las decisiones fundamentales sobre la organización y el funcionamiento de la economía. En tal contexto, se prohíben o desincentiva, a las inversiones privadas; ya sea vía estatizaciones; o, poniéndoles barreras (legales, tributarias, etc.). Se introducen distorsiones y desequilibrios que entorpecen y reducen la creación de riqueza; ya sea a través de empresas públicas; y, controles de: precios, intereses, tipos de cambio y salarios. Al reducirse la inversión y la producción se reduce el consumo; y, se incrementa el desempleo y la pobreza.
La historia, ha dado oportunidad a todas las formas de organización económica en base a criterios ajenos o contrarios a la ciencia y teoría económica; y, fueron un fracaso. Las experiencias históricas mas destacadas del socialismo marxista, han desaparecido; y, las que superviven, hoy languidecen. La experiencia histórica de los nacionalismos en Alemania, Italia y Japón; aunque más breves; también, fue un fracaso y desparecieron. La experiencia reciente del nacionalismo chavista, en Venezuela, viene fracasando estrepitosamente.

Los sectores políticos que se identifican con las ideologías socialistas, ecologistas y nacionalistas; son los representantes del anti sistema, en economía. Actualmente, buscan vertebrar su discurso apelando a un, mal entendido, patriotismo y defensa de los recursos naturales. Están desempolvando viejas formulas fracasadas y buscan el retorno al estatismo, el controlismo y las empresas publicas.
La oposición a las inversiones privadas en los sectores minero-energéticos; la oposición a la modernización y ampliación de nuestros puertos, aeropuertos y carreteras; vía las concesiones; y, el pedido de revisión de los contratos de inversión, por consideraciones ideológicas (“estratégicas”), son las formas actuales y ruidosas de actuación de los sectores, anti sistema, en economía.
Las propuestas que más nítidamente sintetizan, sus posturas, son el pedido de cambio del modelo económico; y, de la actual Constitución Política del Estado.

(*) Docente Unsaac.