miércoles, 31 de agosto de 2016

¿Cómo fortalecer nuestra democracia?

¿Cómo fortalecer nuestra democracia?

24 de Agosto del 2016
La necesidad de eliminar a las agrupaciones políticas independientes
El país espera, del Gobierno y el Congreso, el anuncio de grandes reformas. Entre otros, aquellas que fortalezcan nuestra institucionalidad política y democrática, y que restablezcan un sistema institucionalizado y estable de partidos políticos en el Perú. Pero no se puede dejar de reconocer que hay un nítido factor que debilita el sistema de partidos nacionales y que hace frágil nuestro sistema democrático: los grupos políticos locales y regionales independientes.
Surgidos bajo la denominación legal de “organizaciones” o “movimientos políticos” estos grupos se convirtieron pronto en el criadero del transfuguismo, consolidando un espacio hegemónico e informal en nuestra política local, regional y nacional. Aparecen como hongos, en los meses previos a los procesos electorales regionales y locales; promovidos por caudillos ambiciosos, sin convicciones, mística, doctrina política ni visión programática nacional del desarrollo regional y local.
La mayoría son financiados por proveedores del Estado, que luego organizan mafias cuyos tentáculos pretenden controlar, o terminan controlando, a los poderes públicos locales y regionales (jueces, fiscales, PNP, etc.). Hacen campaña al todo vale; ganan por suerte, gobiernan como sea y terminan en desgracia, asociados a la conformación de los comités de revocatoria, conformados por el pelotón de perdedores. De esta manera se agrava la crisis e ineficacia de sus gestiones locales y regionales; sin dejar aprendizaje ni memoria institucional.
Estos grupos independientes no tienen mecanismos orgánicos ni políticos de control ni rendición de cuentas. El nítido resultado, antihistórico, de este fenómeno es que despulparon, cual pirañas, y no dejan crecer a los partidos nacionales; especialmente, en el interior del país. En épocas de elecciones nacionales, son los que compran cupos o negocian con partidos nacionales; y si logran elegirse, se convierten en fuentes del transfuguismo. También impiden el control político y fiscalización del Congreso al no estar representados nacionalmente. Son utilizados por gobiernos sin bases nacionales —o que las perdieron— para hacer paralelismo a la representación política congresal.
No creo que exista una sola virtud que amerite mantenerlos. La solución, por lo tanto, es anular su vigencia: modificar la ley de partidos políticos, abrirles canales de conformación como partidos nacionales, homologarlos con las exigencias establecidas para los partidos nacionales. Por ejemplo, con comités partidarios en un tercio del país. O sea, si grupos independientes se integran en un tercio de regiones, provincias o distritos del país, se convertirían en partidos nacionales.
También podrían integrarse a algún partido político nacional, garantizándoles mecanismos de real representación en los comités de integración o directiva partidaria regional, provincial o distrital. Hacer esta reforma será crucial para fortalecer el sistema nacional de partidos y nuestra democracia, a partir de las elecciones regionales y locales del 2018.


Publicado en El Montonero: http://elmontonero.pe/columnas/como-fortalecer-nuestra-democracia


Carlos A. Dávila Rojas