MEJORAR EL SNIP Y
LA GESTIÓN PÚBLICA.
Desde el enfoque moderno, defendiendo la libertad
como condición inherente a la naturaleza humana; se reconoce al Estado como un útil
invento histórico; como servidor, jamás como amo. A los individuos, no se les
puede decir lo que tienen que hacer; pero, se acepta establecer límites a su
accionar cuando, los mismos, atentan contra la convivencia social; el ejercicio
de la libertad tiene que ser responsable. Sin embargo, cuando ciertos individuos
pasan a la condición de burócratas (autoridades elegidas o designadas), no
pueden tener libertad o discrecionalidad sobre la cosa pública; por lo que se
hace necesario su organización racional, en base a regular sus funciones. En mercados competitivos, el ejercicio de la libertad
es condición necesaria para que los individuos promuevan sus intereses y
generen riqueza; por lo que, se hace necesario garantizar el disfrute del producto
de su emprendimiento e intelecto; o sea, de su propiedad privada. Esta misma
libertad no puede ser igual para los burócratas, porque la utilizarían para
maximizar sus “rentas” (beneficios privados y políticos, asociados a tomar
decisiones y usar recursos públicos).
En el actual periodo histórico; el funcionamiento
del Estado, en los marcos del respeto a la libertad individual y el sistema
político democrático, se organiza racionalmente. Junto a la división y
equilibrio de poderes, la alternancia, la representación de las minorías; etc.,
el aparato burocrático público está organizado y funciona en base a
instrumentos de gestión para garantizar los objetivos del Estado y la política;
o sea, decidir políticas públicas para resolver los problemas de su
competencia.
Desde que se inventó el Estado la ciencia económica
reconoce, junto a ofertantes y demandantes, a un tercer asignador de recursos
escasos que deben ser usados con transparencia; eficacia (logrando objetivos
sociales) y eficiencia (beneficios mayores a sus costos) evaluados socialmente.
Es difícil esperar que la sabiduría y bondad de los burócratas, garanticen todo
esto, por lo que el arreglo institucional acordado son los sistemas administrativos.
En una democracia; el que gana, no hace lo que le da la gana; previamente,
están establecidas las reglas de juego. La actual, débil, institucionalidad de
nuestra clase política (sin organización, formación ni ética pública); hace más
imperioso los sistemas administrativos; garantizando contextos de buena
institucionalidad para su firme observancia (Contraloría; Supervisión;
Controles administrativos, ciudadanos y partidarios; etc.).
Sabemos que, gracias al sistema administrativo de
personal y la ley anti nepotismo, los burócratas pueden proceder racionalmente
a dotarse de una adecuada plantilla de personal para llevar adelante los
objetivos de sus dependencias públicas. En ausencia de estas normas; nombrarían
y contratarían a familiares, amigos y partidarios en cantidades, calidades y
finalidades sociales inciertas. Igualmente, los sistemas administrativos de
abastecimiento y tesorería; norman las adquisiciones y pagos de bienes y
servicios que posibiliten el cumplimiento de las funciones y objetivos
acordados en los planes y presupuestos de gestión. En ausencia de éstos
sistemas, los burócratas (mal) gastarían los recursos públicos a discreción;
sin referente alguno que promueva el progreso. Esto ocurría, en nuestro país,
en la ejecución de obras públicas; porque no había un sistema administrativo
orientador, al respecto. La implementación del SNIP, desde el año 2002, vino a resolver este vacío; que generaba
despilfarro, corrupción, elefantes blancos, obras sin impactos prioritarios,
etc. El SNIP obligó a los burócratas
de todos los niveles de gobierno (nacional, regional y local) a elaborar sus
planes de desarrollo participativos como mecanismo orientador de las
inversiones en función de los mayores impactos en el desarrollo. El SNIP se descentralizó, simplificó, mejoró
la calidad de la inversión pública, generó aprendizaje, academia y cultura de
proyectos involucrando a muchas profesiones. En el SNIP, al igual que en los otros sistemas administrativos (Personal,
Abastecimiento, Tesorería, SIAF, OSCE, etc.) es cierto que hay
deficiencias (burocratismo, poca transparencia, etc.) muchas de las cuales, por
manipulación e intereses de autoridades y burócratas corruptos. Por tener,
tales falencias, ¿deben ser eliminados?; la respuesta es un rotundo NO. Se debe mejorarlos; para seguir
construyendo un aparato público racionalmente organizado para garantizar que el
Estado y la política sean servicio y progreso para todos. A las mejoras del SNIP y su institucionalidad (planes de
desarrollo, presupuestos participativos, CCR,
CCL, etc.) deben asociarse su
utilidad y funcionalidad para atraer y ejecutar obras publicas financiadas
privadamente, a través de las Obras Por Impuestos (OPI) y las Asolaciones Público-Privadas (APP) orientadas a optimizarlas para reducir brechas, incrementar
productividad y mejorar competitividad para la promoción del desarrollo
socioeconómico nacional, regional y local.
Carlos A. Dávila
Rojas