Carlos A. Dávila Rojas.
Meses previos, a las elecciones del 2016, una
rara iniciativa de Steven Levitsky fue aceptada por Keyko: desalbertizar y
caviarizar a Fuerza Popular (FP). En Harvard, mostró su simpatía con la
ideología de género; sacó de las listas congresales a líderes históricos del
fujimorismo y aceptó el ingreso de una
dotación caviar a FP poniendo a V. Huaroc en su plancha presidencial; quien, a
pocos días de la elección, negligentemente se hace desembarcar de la segunda
presidencia; y, a continuación, todo al anti fujimorismo estatal y mediático
(¿bajo auspicio de Odebrecht?) arremetió, vilmente, contra J. Chlimper; con
cuyo desembarco, caía la candidatura de Keyko.
El 2016 ¿hubo una infiltración para destruir la candidatura de Keyko,
por fuera y por dentro?
Actualmente, la izquierda mediática caviar
impulsa una campaña resaltando algunos mensajes de Kenyi, en su twitter, sobre discrepancias
con algunas iniciativas de su bancada congresal; casos: Figari-sodalicio e
iniciativa legislativa para prohibir que corruptos dirijan medios. Esta ofensiva, estaría dirigida a generar
condiciones para un proceso divisionista en FP ¿están infiltrados en entorno de
Kenyi? Últimamente, a Keyko, le han acuñado una frase para debilitarla:
“perdedora” y los halagos soliviantados, a Kenyi, están asociados a burlas.
El fujimorismo es una fuerza política hace 27
años; tiene 3 fases en su proceso de existencia: el gobierno, la desgracia o
persecución y el resurgimiento (bajo el liderazgo de Keyko). Es el partido de
mayor gravitación en la historia del Perú porque sentó las bases de nuestro
actual desarrollo. Salvo el controversial 5 de abril, siempre apostó y actuó en
los marcos de nuestro sistema democrático (dado la conducta de sus bancadas
congresales, desde el 2001) y, desde el Congreso, es el soporte de nuestra
gobernabilidad actual.
Aunque la labor de Keyko, hace 7 años, desde
Fuerza Popular, es importante; los 27 años de fujimorismo es resultado de la
acción y proyección ante la historia del ex presidente Alberto Fujimori (AF);
así lo reconoce la clase política y su interacción y, especialmente, los
votantes naranjas. A diferencia de Keyko;
Kenyi, resalta mejor esta realidad y pretende consolidarla; siendo la
proyección de su liderazgo, no una amenaza de divisionismo; sino, de larga vigencia
política partidaria del fujimorismo.
Antes de descubrirse la mega corrupción de
Odebrecht, en nuestro país y América Latina; los cuatro últimos gobiernos y los
caviares (que repletaron el estado y los medios), nos hicieron creer que, a
diferencia del fujimorismo de los 90s, construían institucionalidad y transparencia. Ahora; ya todos sabemos que la destruyeron, bajo
las órdenes de la mafia político- empresarial de Odebrecht; cuyo control a la
clase política anti fujimorista en base a coimas y financiamiento de sus
campañas electorales impidió el triunfo de Keyko el 2011 y, especialmente, el
2016. Keyko no es perdedora; sino, víctima de maniobras fraudulentas del
poderoso y corrupto bloque político- económico anti fujimorista, que Odebrecht
dirigía en el Perú, para no perder el gobierno y sus fuentes de saqueo ¿era
Luis Favre, el implementador de éstas órdenes?.
Gracias a Odebrecht, en el Perú solo había
fujimorismo y anti fujimorismo (hoy muertos, pero insepultos). Ahora, sólo
tenemos al fujimorismo; por lo que los zombis, aterrados del inminente retorno
del fujimorismo al gobierno (porque la mafia que reunía y financiaba al anti
fujimorismo, para cuidar sus corruptos intereses, está herida de muerte), se han
puesto a trabajar e impulsar la estrategia de dividirlos. Creen tener en Kenyi,
a su instrumento. AF, quién indudablemente influencia en sus hijos, dificil que
aliente la división o no advierta la ofensiva divisionista; aunque ya se hace
necesario que Keyko y Kenyi, evitando una crisis de crecimiento, compartan la
dirección política del fujimorismo; sin caer en el juego destructivo de nuestra
democracia, que pretenden sus enemigos. Sin el fujimorismo unido, nuestro
modelo económico se pone en peligro y nuestra democracia profundizaría su
crisis.