viernes, 11 de septiembre de 2020

INCIERTO ESCENARIO: DEPRESIÓN DEL TURISMO REGIONAL. Por: Carlos A. Dávila Rojas.

INCIERTO ESCENARIO

DEPRESIÓN DEL TURISMO REGIONAL.

Por: Carlos A. Dávila Rojas.

Las declaraciones de Rocío Barrios, Ministra de Comercio Exterior y Turismo, que el sector del turismo receptivo “se recuperará el año 2026”, revela la depresión en este sector tan importante para el país y especialmente para la Región Cusco.

La recesión económica por la Pandemia COVID-19 es mundial y sigue generando desempleo, reducción o pérdidas de ingresos y muchos decesos, sobre todo de adultos mayores (población de mayor participación en la demanda de turismo histórico cultural, en segmentos altos y medios, que es la mayoritaria de nuestra oferta turística regional).

Muchos clústeres de soporte que movían el turismo han quebrado. Están gravemente recesados los servicios de transporte aéreo, marítimo, terrestre, hospedajes, alimentación, la producción artesanal, entre otros.

Por economía, sabemos que los individuos dividen y dedican su tiempo en trabajo y ocio. El ocio involucra todas las actividades de descanso, diversión y entretenimiento. Igualmente, la teoría económica, señala que los individuos destinan sus ingresos al consumo y el ahorro. El turismo puede ser considerado como la primera de las actividades de ocio a la que siempre se le destina grandes cantidades de ahorro.

Actualmente, un significativo porcentaje mundial de trabajadores, empleados y empresarios han perdido sus fuentes de ingresos; no sólo carecen de recursos destinados a las necesidades básicas, sino también se han reducido drásticamente sus ahorros, especialmente, los destinados a la actividad turística (bienes/servicios de lujo).

En el plano sanitario, las restricciones para viajes se mantendrán por algún tiempo. Al parecer, solo el descubrimiento de una vacuna efectiva contra el Covid-19, de certificada calidad, eficacia internacional y su aplicación masiva a la población mundial conseguirá la recuperación de empleos, ingresos y ahorros; que, poco a poco, posibilitarían reiniciar los viajes turísticos masivos.

Salir de la recesión y depresión económica tardará. Los analistas económicos han señalado que se necesitan mínimo 10 años para recuperar el nivel de la actividad económica, los ingresos y empleos que tuvimos hasta inicios de este año.

Es en este contexto, que la ministra Rocío Barrios considera que las actividades del turismo receptivo internacional podrían recuperarse desde el año 2026. El Cusco vivía del turismo, pero ahora y por algunos años más será afectado por la depresión de este sector importante de nuestra economía.

Necesitamos valorar las alternativas de compensación ante las pérdidas en turismo. Al menos, en términos de ingresos, empleo directo e indirecto y de manera rápida, las actividades e inversiones en minería podrían compensar, en algo, las pérdidas que nos deja la depresión turística.

No es muy cierto, que la actividad agropecuaria es otra, ni la mejor, alternativa. Aunque nuestros productores agropecuarios siguen mejorando la productividad e introduciendo innovaciones apoyados por los profesionales y especialistas del sector público y privado, la restricción más seria, en el sector, es que no hay mucha frontera agropecuaria para expandir la superficie cultivable.

Además; la depresión turística, el desempleo y las pérdidas de ingresos han reducido la demanda y los precios de muchos productos agropecuarios y se han debilitado los eslabones de muchas cadenas productivas. Recordemos, además, que los empleos que ofrece el agro no son calificados.

Si bien es cierto, los empresarios del deprimido sector turístico y autoridades gubernamentales vienen buscando formas de apoyo al sector en sus problemas inmediatos (deudas laborales, financieras, etc.); y, se están capacitando en protocolos, asociados a un eventual impulso del turismo nacional; estas medidas no serán significativas por la enorme reducción de ingresos y empleos por la recesión económica.  

Muchos empresarios ya han empezado a reorientar sus actividades (alquiler de locales, transporte, etc.). Hasta el 2026, es difícil imaginar la conservación de los componentes de nuestra cadena de valor turística. Gran parte de los eslabones turísticos desaparecerán. Probablemente surjan productos turísticos virtuales, sin impacto significativo para la economía regional. El cuidado y mantenimiento de nuestro patrimonio arqueológico no puede ser abandonado.

Asociado a la inquietante amenaza intervencionista de un supuesto “Nuevo Orden Mundial” y al avance de tele actividades, para el 2026, podríamos tener un nuevo escenario en nuestro sector turístico; con nuevos productos, servicios, actores empresariales, etc.

Sería muy conveniente, que nuestros actuales actores turísticos, independientemente de la pragmática reorientación de sus actividades, le hagan seguimiento al proceso de cambios estructurales que se darían en el futuro para garantizar su permanencia y continuidad en esos escenarios.