sábado, 26 de diciembre de 2020

30 AÑOS DE LIBERAL (II)

 

30 AÑOS DE LIBERAL (II)

Carlos A. Dávila Rojas.

Al decidir, el 8 de abril de 1990, poner fin a mi relación partidaria e ideológica marxista tenía 30 años y no sabía, aún, algunos dichos famosos que señalan que, si hasta los 30 años no eras de izquierda eras un canalla o no tenías corazón. Pero; si, después lo sigues siendo eres un imbécil o no tienes cerebro. La campaña electoral hacia abril de 1990, en lo programático fue un gran debate entre  defensores del estatismo destructivo y la propuesta de su transformación radical hacia una economía de mercado. El APRA con Alan García, que terminaba su primer Gobierno; la izquierda y hasta Alberto Fujimori insistían en mantener el colapsado modelo, sin ninguna propuesta eficaz para resolver la hiperinflación reinante ni para reconstruir el estado, enrumbando al país hacia la pacificación y su salvación. Fue Mario Vargas Llosa, como candidato Presidencial, el que empezó a promover una nueva agenda económica y política; planteando alternativas integrales a la dramática situación del país de ese entonces inspiradas en las políticas del “Consenso de Washington” (1989); de estabilización, reformas estructurales y crecimiento sostenido dentro de los marcos del fortalecimiento de la economía de mercado y el sistema democrático liberal y republicano. Alberto Fujimori, ganó las elecciones en segunda vuelta (15.04.1990) con una propuesta heterodoxa e incompleta. En verdad, su triunfo se explica por el fenómeno del “out sider” en nuestra política, el electorado prefería a candidatos nuevos dado el total desprestigio y fracaso de los líderes y partidos tradicionales. Alberto Fujimori, aunque fue asesorado por sectores de izquierda y heterodoxos, luego de ganar las elecciones se apartó de ellos e inició un proceso responsable de diseño de sus políticas de gobierno recibiendo fuerte influencia de los gobernantes de Japón, Europa, EE. UU., etc., además de personalidades modernas del país, como Hernando De Soto, Carlos Boloña, etc.  

A los pocos días de asumir el gobierno (julio de 1990), Fujimori implementó, gradualmente, políticas de eliminación y desmantelamiento de todas las barreras legales que subyacían al modelo estatista y controlista, tales como; controles de precios, intereses, tipo de cambio, monopolios y carteles. Sin proclamarlo y con pragmatismo (sin convicción); empezó a construir una economía de mercado, aunque de manera desordenada y poco explicada. Luego, se rediseñó el Banco Central de Reserva, eliminó la emisión inorgánica, que junto a una reforma monetaria puso fin a la hiperinflación. Seguidamente, con apoyo de países desarrollados amigos, se reestructuró la deuda externa; reinsertándonos en el mundo financiero. También, empezaron los procesos de privatización y concesiones de las empresas públicas ineficientes, que funcionaban con transferencias de recursos públicos y eran espacios de clientelismo y corrupción. En el caso de la lucha contra el terrorismo, se definió una gradual estrategia que combinada acción militar y policial con acercamiento del estado a los pueblos, especialmente, azotados por la violencia.  El desarrollo de estas políticas empezó a tener obstrucciones en el Congreso Bicameral, el Poder Judicial y los partidos políticos. Fujimori, tuvo que dar un autogolpe, el 5 de abril de 1992, que disolvió el Congreso e intervino el Poder Judicial. Luego, convoco a elecciones para un Congreso Constituyente Democrático (CCD), que restableció el sistema democrático y redactó la actual Constitución Política, aprobada en referéndum (diciembre de 1993). La nueva Constitución, estableciendo un nítido régimen de economía social de mercado y ratificando la organización republicana de organización del estado, con una sola cámara legislativa, consolidó las reformas estructurales avanzadas  y fue el marco normativo para las posteriores acciones de gobierno y el inmenso despliegue de inversiones en base a la iniciativa privada. 

No defendí el autogolpe del 5 de abril de 1992. Desde esa fecha, hasta el 31 de diciembre del mismo año, el gobierno de Fujimori era jurídicamente una dictadura. Él no tenía convicción política demócrata ni partidaria; lo que, asociado a dirigir un proceso radical de reconstrucción, reformas estructurales y pacificación, explicarían el autogolpe. Actuaba pragmáticamente, él mismo se autodenominó como “gerente general” de la empresa Perú.

En este contexto, mi proceso de conversión liberal consistió en mejorar mi comprensión de la ciencia económica y el sistema democrático. Aprendí teoría económica en la Universidad del Pacífico (1991) y Gestión y Políticas Públicas en la Universidad de Chile (1995-1996). Desde agosto de 1990 empecé a defender y explicar las reformas de mercado y la pacificación. Acostumbrado a la vida política partidaria vi en el “Movimiento Libertad”, liderado por Mario Vargas Llosa, la promesa del Partido Liberal en el Perú. Contacté y empecé a reunirme con sus dirigentes desde fines de 1991 en el Cusco. Sin embargo, Mario Vargas Llosa, al cuestionar radicalmente el “autogolpe” del 5 de abril, generó una crisis partidaria que disolvió al Movimiento Libertad. Algunos de sus líderes jóvenes, como Rafael Rey, y muchos dirigentes provincianos pasaron a colaborar en el gobierno de Fujimori; quien implementaba, en la práctica, las propuestas de gobierno de Vargas Llosa explicadas en su campaña electoral; pero, Mario, nunca lo apoyó. Con ocasión o pretexto del autogolpe pasó a ser furibundo opositor y enemigo del fujimorismo y su gobierno. Ni siquiera respalda la Constitución liberal del 93; como sí lo hacen muchos de sus distinguidos ex partidarios, como Enrique Ghersi.

Vi que los diez años de gobierno fujimorista, especialmente los primeros cinco, reconstruyó, pacificó y puso las bases para el desarrollo económico del país. Fujimori, le impregnó un estilo autoritario a su gobierno y la lucha contra el terrorismo tuvo excesos propios de contextos de violencia. 

Sin ninguna relación electoral; y al ver que no había voceros fujimoristas que enfrenten a los opositores del gobierno salí a defender mediáticamente las complejas reformas; especialmente, económicas. Sin estar inscrito apoyé a Vamos Vecino (1997) y fui Coordinador de Fuerza Popular (2017-2019). Educar y capacitar, en liberalismo, a candidatos y militancia fujimorista era necesario.

El accidentado proceso hacia un tercer mandato, su renuncia, la ausencia de construcción de un nuevo partido político, que defienda el legado y continuación de las políticas liberales; la responsabilidad política del “cáncer de la corrupción montesinista” (dixit. AFF) fueron el inicio del fin del régimen fujimorista. Salvó el sistema democrático de nuestro país de las garras del terrorismo, pero no fortaleció su sistema de partidos, no construyó uno nuevo. Cada elección era una nueva membresía electoral. No formó cuadros, no sistematizó programática, ni doctrinariamente sus logros de gobierno. Su hija Keiko, intenta construir ese espacio partidario en medio de una brutal demolición política, persecución judicial y cometiendo graves errores.

En lo personal, mi conversión a liberal significó ejercer mi libertad y responsabilidad política; abandonar ideas equivocadas y abrazar nuevas, más sostenibles y compatibles con la naturaleza humana. Creo en el invento del estado como servidor y la política como servicio. Se me cuestionó haber “traicionado los principios”; nunca supe cuáles. Hay grandes principios que todos debemos observar; como: la tolerancia, honestidad, responsabilidad, solidaridad, respeto por la vida y libertad, etc. Los pequeños principios que unen a redes políticas, religiosas y los que se abrazan individualmente cambian en el ejercicio de la libertad de acción y pensamiento.  

Sin duda, los cambios políticos deben ser éticos y no deben ser motivados por intereses personales de ningún tipo, propio de los tránsfugas. Nunca fui candidato ni funcionario del fujimorismo. Como especialista en Políticas Públicas fui asesor, por un año, del Congresista Fujimorista Aníbal Del Carpio, desde julio 1990; a su solicitud y por nuestras coincidencias. (Continuará).